Escuela nueva y Modelo pedagógico activista. II

Frente a la Educación Religiosa Escolar

De Zubiría es muy claro al presentarnos la Escuela Nueva y el Modelo Pedagógico Activista como lo mejor que ha surgido en el último siglo en materia de educación. Como aquello que revolucionó definitivamente la manera de enseñar en todos los estamentos educativos, tal vez a nivel mundial.

Puede considerarse que a partir de las revoluciones arriba mencionadas como promotoras de la nueva Escuela, también el avance de las ciencias ha contribuido o digamos jalonado el avance en dicho proceso. De igual manera, es así como el Modelo de enseñanza Tradicional contenía en sí elementos positivos y sus propias falencias, de igual manera, el Modelo Activista, sin menospreciar los grandes y valiosos aportes a la historia de la educación, también los deja ver como muy bien lo señala el autor. Si bien las ciencias actualmente parecen inclinadas a lo práctico, en su afán de preparar para la vida solamente, en el fondo este fenómeno va contribuyendo a la pérdida de la investigación, de la profundización en los diferentes campos.

Nos encontramos hoy con un gran porcentaje de carreras técnicas, como producto del preparar solamente para la vida. Es decir, que tendemos solo a buscar prepararnos para la vida, esto es, para aquello que nos dé lucro, siempre teniendo en cuenta los intereses particulares; pero podríamos preguntarnos, ¿dónde está el cultivo del avance del conocimiento, del avance científico, si para ello se necesita “ocio”, desinterés? De Zubiría bien lo plantea al ponernos frente al problema siguiente: si se afirma que el aprendizaje está causado por la experiencia, ¿cómo es posible apostarle a las matemáticas complejas como el cálculo, las derivadas, la trigonometría, la investigación a partir de las partículas atómicas,  la historia, la física, etc.

Podríamos afirmar que hacer no es lo mismo que comprender. Nos encontramos con el planteamiento que formula el autor y es lo siguiente: muchas veces nosotros como estudiantes podemos aprender a hacer las cosas, pero no porque hayamos comprendido cómo o qué son, por qué son así, para qué sirven, cuáles son sus principios, en fin, sino que solamente las hacemos mecánicamente.

Podría pensarse que al Modelo Activista se le olvidó separar o diferenciar: hacer con comprender. De otro lado, algo que se ha olvidado tanto a uno como al otro modelo es la singularidad a la hora de aprender. Consideramos que todos los sujetos son iguales en el proceso de aprendizaje. Entonces introducimos a todo un grupo de alumnos en una sola aula y nunca nos preguntamos si todos aprenderán de la misma manera. Sin embargo, la reflexión pedagógica avanza y bueno es constatar que conduce hacia la compresión frente a la diversidad del individuo. Es diferente.

 Sucede con frecuencia que a la hora de plantear una teoría, sea cual sea, siempre se omiten detalles importantes. Esto es lo que sucede con el Modelo Activo educacional, al cual se le olvido que el pensamiento es importante en la experiencia. Que si bien, unas cosas se aprenden en la práctica, otras merecen ir más allá, esto es, a la investigación profunda. Y si nos quedamos solo en la experiencia, conseguiremos solamente estudiantes mecánicos. Es decir, todo lo realizamos desde el campo del sentido común y no llegamos a explicar los procedimientos, lo cual en educación es necesario si se quiere calidad educativa y ciudadanos competentes.